Pero de lo que estás completamente segura es
de como te sentiste en aquella corta pero intensa fracción de tiempo. El motivo
por el cual decidiste rendirte a las jugadas de la mente, las emociones que
luchan por salir a flote y el ritmo cabalgante que adoptaron tus pulsaciones.
No desparecerá el brillo de ojos, culpable de querer quedar tatuado en quien le
devuelve la mirada. Se buscarán de nuevo los labios que desataron un mar de
húmedas chispas candentes, para sentir de nuevo esas primeras corrientes.
Cambian los tiempos, las palabras y los
gestos... pero lo que el paso de los años hace inmortal es la tensión que nace
entre dos personas, casada en perfecta armonía con las sonrisas que el recuerdo despierta tras largos días dormidas.
Foto y texto originales de Caroline A.N.
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