Somos
unos golosos, tenemos que admitirlo. Pero además de ser un capricho aquello de
devorar con vista y boca todo cuanto dulce sea, hoy día es mucho más que eso:
hablamos de arte.
Nuestra
reacción puede que dure un par de segundos, según el efecto sorpresa nos coja o
no de humor, o puede durar minutos... lo que tardemos en comernos una de estas
obras culinarias. En cambio, detrás de nuestra satisfacción, hay horas e
incluso días de preparación e ingenio para lograr una tarta, galleta o
pastelito que no solo sepa bien sino que nos deje sin palabras. Pensar el
diseño que trasmita, si serán capaces de hacer cuanto se ha dibujado en mente,
elaborar la lista de ingredientes y materiales... entre otras cosas que se
deben hacer hasta el momento de la puesta en escena y la crítica reacción del
cliente, familiar, amigo y demás que se pretende impresionar.
De
buena mano sé que requiere su tiempo, esfuerzo, pasión, dinero y mucha
imaginación para llevarlos a cabo. Desde aquí os recomiendo que les deis una
oportunidad, dadle un toque especial a vuestra mesa, cumpleaños, aniversario,
evento o cena especial con una obra de arte en miniatura. Nunca está de más un
bonito toque de dulzura!
A
continuación os dejo una imagen para que os hagáis una pequeña idea de lo increíbles
que pueden llegar a ser. Está en concreto es de Mis Pequeños Dulces, cuya
página podréis encontrar en Facebook para contactar y hacer vuestros encargos.
Por supuesto, hay infinidad más de
ellas, así que buscad la más cercana a vosotros... y disfrutad!
Foto: Mis Pequeños Dulces.
Texto: Caroline A. N.
0 Comentarios